miércoles, 6 de abril de 2011

McViaje, Comidas, Caquitas, Albergues, Olores y Paises del Este...(III)




VIENA-WIEN

...Y llegamos a Viena. El viaje fue tranquilo. Comimos en el tren para aprovechar las ofertas de Bratislava y ahorrar un poco, porque el chollo se nos acababa en Viena. 

Nos encaminamos al hostal en tranvía sin comprar el billete porque no nos dio tiempo a buscar la máquina (mentira). Pero allí estábamos montados, la gente parecía más amable y apacible que en anterior país. Nos empezaba a gustar Austria.
En el hostal nos recibió "La Vikinga", bautizada por Raquel. Nos ofreció vino caliente, que obviamente todos rechazamos. Veníamos asados como pollos gracias a los 21 grados con los que nos recibió Praga y no estábamos como para mucho vino caliente. Que si hubiera sido vino "normal" nos hubiéramos bebido una botella, pero del calentito mejor no. Lo que si le aceptamos fue el agua con iones. Esas jarras tan bien puestas, con sus piedrecitas dentro, que según nuestra amiga Vikinga, era para reforzar los iones o no sé que. A nosotros nos sonó muy cool, total, que nos bebimos 3 jarras entre los cinco.
Fuimos a inspeccionar el hostal. Nos impresionamos a decir verdad por la bonita decoración y la gran cocina que teníamos ante nosotros. También por la pulcritud del lugar en cuestión. Nuestra sorpresa fue descubrir que la Vikinga nos había mandado al Polo Norte para dormir. 
La habitación para cinco se encontraba en el subsuelo. No había calefacción, solo 4 ó 5 pingüinos paseando por allí para huir de los 21 grados de la planta superior.

Turismo. Vueltas por Viena sin mucha idea de a donde dirigirnos y derrotados. Vilma y yo con los ojos como platos cada vez que oíamos la palabra "tranvía", "metro" o "descanso". La tarde de la llegada la dedicamos más que nada a dar algunas vueltas por allí para saber que hacer al día siguiente. 
Aquí la menda, cada vez que veía un banco, o soporte de nalgas corría como si la vida dependiera de ello. Necesitaba descansar, no podía más.
Al fin, cuando vimos un poco el percal y nuestras defensas estaban peor que un niño de cinco años sin Actimel... decidimos ir al hostal a preparar algo de cena para dormir prontito.

El Fülher (M.Novillo) y la Emperatriz (Raquel), nos hicieron madrugar al día siguiente. Como todos los días anteriores. Iván, Vilma y yo se lo agradeceremos eternamente porque hemos visto la ciudades por ellas. Pero en ese momento de verdad, que me sentía en un campo de concentración.

Desayuno reparador y a ver Viena como se merece. El día anterior nos dimos cuenta que el paraíso barato de Bratislava había llegado a su fin. Todo era caro, carísimo. 
Nada más llegar a la catedral vimos que tenía andamios y estaba medio tapada, para no variar. Porque eso sí, hemos visto el 60% de lo que había que visitar en obras. Un señor vestido de... de... bueno no sé, muy elegante él. Chaqueta rústica dorada y gorro de pirata casi nos convence de ir a un concierto por 15 euros a las 8 de la tarde. Sinceramente creo que Vilma y yo nos dejamos llevar por la suculenta idea de ver el espectáculo sentadas y dejar de andar por Viena. Raquel con los ojos brillantes por la idea como si fuera la misma hija de Chopen. Las quejas y verdades de Marta nos devolvieron a la realidad y decidimos dejar el concierto para nuestra futura luna de miel. (Iván estaba en ese momento en su viaje paralelo, ni sentía ni padecía).
Tranvía parriba, tranvía pabajo, Mc Café, Mc Donal's, huída de la rubia por el Mc Donal's por colarse en el baño, lloros de Marta por no dejarla entrar en el H&M, lloros de Maqueda porque no había birra a un euro... 
El día siguiente teníamos que partir para Praga, pero Viena nos había encantado y nos dejábamos demasiadas cosas por ver si nos íbamos el día que tocaba. Unos pocos de arreglos con la Vikinga y con "la simpática" de Praga y todo arreglado. Podíamos ver al día siguiente lo que faltaba. Raquel, Vilma e Iván fueron hasta la residencia de Verano de Sisi. Las dos Martas como pardillas se quedaron en la cama, durmiendo un poco más porque no podían pagar más sitios que visitar, porque el día antes habíamos ido a ver toda la vajilla de Sisi y sus correspondientes estancias. Allí donde se volvió medio loca y volvió loca también al pobre del marido. Al final la entrada al Palacio bonito con los jardines, era gratis (de ahí lo de pardillas de antes).
Después de que los tres admiradores de Sisi volvieran de la visita de palacio, quedamos en la Opera para la visita. Tuvimos que esperar una hora más, así que, Mc Café, Mc Donal's, (Marta y Vilma en el H&M). Fuimos hasta la Opera de nuevo e hicimos la visita a dicho edificio, que no sabíamos que teníamos hasta guía español.
El guía nos explico todo con su español alemanizado y cuando dijo las cifras mágicas "Opera Don Quixote" a 4 euros, nos tuvo en la palma de su mano. 
Salimos de la Opera y visitamos el museo de la misma porque lo incluía en la entrada, no porque nos gustara demasiado. Para hacer tiempo mientras teníamos que hacer cola para coger la preciada entrada de opera por 4 euros (era de pie, y el ballet de esa noche duraba 3 horas), fuimos a dar un paseo por el Mercado. 
Volvimos a la taquilla a poco menos de las 6. Llegamos primero las Martas y Vilma, que sutilmente nos hicimos las "longuis" con la cookie del Mc Café (porque obviamente en todo ese tiempo volvimos al Mc Cafe.. ) mientras Raquel e Iván iban a imprimir los billetes de autobús para el día siguiente.

Opera. Ballet. Filarmónica de Viena. Todos (menos Vilma), ni nos dimos cuenta de que estábamos de pie. Disfrutamos como niños pequeños en ese ballet de Don quixote que para mas goce nuestro (o al menos mío) tenía un toque aflamencado que me hizo levitar. Siempre sin quitarle ojo al rancio del chaleco rojo que sabía que tenía que tocarme al lado.

Volvimos al hostal con muy buen sabor de boca y con motivación. Raquel y yo deleitamos a todo aquel que cogía el metro o que paraba con su coche en un paso de peatones, con nuestro particular ballet, súper  currado y ensayado. Llegada al hostal. Espectáculo con los niños italianos que hablaban de Marta sin saber que muy chulitas nosotras, somos casi italianas nativas. 


Dijimos adiós a Viena con alegría (ya quedaba menos para volver a casa, hasta los cojones de fotos, de turismo y de los países del este... QUE NOOOOOOO, que nos lo pasamos genial, allí donde íbamos).
El autobús era un cuadrito. Tenía azafata y todo. Marta casi inunda el auto en cuestión de café por tocar donde no debe... pasamos por BRNO y de vuelta al país de las maravillas, otra moneda, otra conversión, y todo super yupi porque ... MAQUEDAAAA BIRRA A 1€!!!!



PD: Muy bonito el austriaco y muy guapos los señores de allí, tan elegantes y señoreados.
PD2: se me ha olvidado comentar el episodio del perro rasta en Budapest, lo cuento en la siguiente..

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