domingo, 19 de diciembre de 2010

Madrid

En realidad no debería de escribir, porque no estoy en Florencia... pero la ocasión lo merece. 
Llevo dos días en Madrid. Por fin ayer, se acabó la tremenda espera de meses. Llegaron mis niños y mi tía de Panamá y aquí los tengo.
Después de evocar a mil demonios, cuando vi que en Florencia nevaba, que estaba todo precioso y que me lo había perdido... me di cuenta de que era mejor haber llegado a España. Si me hubiera quedado allí atrapada, seguramente hubiera evocado a otros mil demonios por no poder ver a mis primos y mi tía a tiempo. Pero los astros estuvieron de mi parte y me han permitido disfrutar de ellos desde el primer momento. 

Es imposible describir lo que siento cuando Perico viene a darme un beso sin que yo se lo pida, o cuando Marta me dice que este año le va a pedir a los reyes que viva yo con ellos, que eso sería lo mejor... o cuando María me abraza por la espalda... esto para mi es incomparable. Un beso de mi tía mañanero me da la energía suficiente para todo el día y parte del siguiente.

Ahora nos vamos los 3 niños y yo a dormir... que mañana será otro día, y por otro lado, así queda menos también para ver a mis otros pequeños que esperan en isla...

No hay comentarios:

Publicar un comentario