miércoles, 23 de febrero de 2011

Racconto..

He intentado pasarme antes por aquí lo prometo, pero con este tipo de vida que llevo es imposible. 
Llevo más de una semana y media con un resfriado de pantalones, pero claro, aquí es imposible estar enfermo y quedarse en casa (que es lo que me hubiera gustado... ) con lo que, el resfriado va remitiendo muy poco a poco y yo no he parado en casa en casi 3 semanas.

Tengo que empezar obviamente por el principio. Mi compañera Ana terminó los exámenes a finales de Enero, y desde entonces he tenido compañía para hacer cosas "productivas" y dejar de dormir como una Martmota.. 

El primer destino que elegimos fue Lucca. Queríamos hacer tantas cosas a la vez que los planes nos estaban agobiando hasta a nosotras.  Desde muchas visualizaciones al mapa de Italia y demás discusiones, decidimos ir a ese pequeño pueblo Toscano del que nos habían hablado muy bien. Nos tocó un día soleado y estupendo, llegamos tempranito y sin altercados.
Y allí estábamos, en ese pueblo desierto pero bonito. El paseo para darle una vuelta completa al pueblo no duró más de 2 horas, con paradas para comer incluídas!! 
Creo que lo que más me gusto a mi, fue esa curiosa torre llamada "torre del Oro", que obviamente me recordó a mi querida Sevilla... aunque solo en el nombre porque la torre no se parecía mucho.
También había otra Torre en medio del pueblo, rodeada por casas, que tenía en lo alto un árbol, cuanto menos era curioso de ver. 

Disfrutamos con el solecito que hacía ese día que como ya os he contado, por Florencia se deja ver poco.

El siguiente destino fue Livorno. Un pueblo costero al Este de Florencia. En esta excursión se nos unieron más personajillos con ganas de desconectar de tanto estudio. Me gusto mucho más que Lucca. Realmente tampoco es que fuera un sitio impresionante, pero ver el mar le da todos los puntos a este sitio. 
Nada más llegar nos encontramos con un parque bastante bonito que tenía animales. Me recordaba al "parque de los monos" de Ayamonte... lo que pasa que aquí, no había monos, solo gallinas, patos y un pavo real... pero igualmente nos dio mucho juego el parquecito. Continuamos andando como si supiéramos a donde íbamos. Al final encontramos lo que buscábamos, el mar.
El puerto era verdaderamente enorme, con unos veleros de esos con lo que he soñado siempre. 
Dimos un paseo por todo el puerto y comimos allí, junto al mar, mientras un ferri de dimensiones espectaculares salía del puerto.
De allí, buscamos la playa. Llegamos a algo parecido a una playa, que en realidad era solo un poco de arena donde podíamos bajar a hacernos unas fotos y poco más. Metimos los "pinrreles en el agua" y si en mi querida Isla Cristina, está el agua fría en verano... ese agua era un glacial!
Después de nuestra experiencia "playera" continuamos buscando el paseo marítimo y cuando lo encontramos nos quedamos con la boca abierta. Tenía unas vistas increíbles y era enorme. 
Y con otro día de sol increible y buen tiempo, nos volvimos a casa con buen sabor de boca.

En la próxima entrada... Ruta Toscana, un coche, cinco chicas y cinco pueblos que visitar... 

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